Guillermo Lasso defiende la aplicación de la «muerte cruzada» y su gestión en Ecuador
El presidente del país andino hizo una aparición especial en el segundo aniversario de su gobierno en momentos en que su nación se encuentra en una situación preelectoral tras decidir disolver el parlamento para evitar un juicio político en su contra que parecía poner fin prematuramente a su mandato. Lasso defendió los datos de su dirigencia y acusó a la oposición de estar detrás de la crisis política por su bloqueo parlamentario.
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Como el cierre de «un largo capítulo de desinstitucionalización y abuso de poder, protagonizado por sectores políticos que se habían fijado como objetivo la cooptación de todo el Estado». Así definió Guillermo Lasso su decisión de recurrir a la llamada “muerte cruzada”, un sistema que permite disolver el parlamento ecuatoriano para convocar elecciones en el corto plazo.
El mandatario fue muy crítico con la oposición de izquierda con la que tuvo que lidiar en la Asamblea Nacional durante el discurso a los ecuatorianos con motivo del segundo aniversario de su gobierno. Una fecha señalada que, sin embargo, llega en medio de un ambiente preelectoral y de una profunda crisis política que ha sacudido a Ecuador en las últimas semanas.
La oposición criticó duramente la decisión de Lasso de llamar a la cruz de la muerte e ir a las elecciones por considerarla un intento de salvar su cargo en momentos en que podría salir adelante el juicio político al que se enfrenta el mandatario en el seno del legislativo por supuesta corrupción. Esta decisión permite que el jefe de Estado ecuatoriano gobierne por un tiempo por decreto.
Sin embargo, Lasso afirmó en su intervención que con ello puso fin a «un enfrentamiento político que sumió al país en una crisis que se fue agudizando con el tiempo» y consideró que el mayor reconocimiento a esta decisión es el apoyo popular que afirma que la «muerte cruzada» ha el apoyo del 80% de los ecuatorianos.
Defensa de su gestión en un momento difícil para el oficialismo
Durante su intervención, además de comentar la situación actual, Lasso detalló los datos que deja su gobierno al finalizar el segundo año, sobre todo los más positivos. Lasso se negó a ser candidato por parte del sector conservador del país y por el momento no hay perfil a la vista que quiera asumir la tarea para el próximo 20 de agosto.
Su principal activo de defensa es el factor económico. Lasso destacó la reducción del déficit presupuestario de $7.500 millones a menos de $2.000 millones, señaló que en diciembre de 2022 Ecuador tuvo una inflación de 3,7% y para 2023 espera que sea la más débil con 1,4% y un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3%, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para fines de 2023, el nivel de deuda pública se habrá reducido al 55%, 12 puntos porcentuales menos que hace tres años y subrayó que durante su mandato, “1,1 millones de ecuatorianos han salido de la pobreza, y alrededor Se han creado 500.000 puestos de trabajo”.
Sin embargo, su gobierno se ha caracterizado por una pérdida de seguridad en partes de la costa del Pacífico, donde el auge de bandas criminales y narcotraficantes ha disparado los homicidios, al igual que los muertos en motines carcelarios. Lasso ha intentado atajar este problema militarizando las calles y decretando toques de queda en las regiones afectadas, pero el clima de inseguridad no parece haber disminuido.
En las próximas semanas veremos cuál será el futuro político de Ecuador de cara a las elecciones previstas para agosto, cuando el oficialismo deberá reconstruirse casi por completo ante el ascenso de las formaciones correístas, vinculadas a la izquierda y al movimiento indígena.
con EFE